Con el tratado de Constanza (25 de junio de 1183), Melegnano y su castillo pasaron a la ciudad de Lodi.

Se supone que los milaneses, después de la pérdida del territorio más allá del río Lambro, tuvieron la necesidad de construir una torre militar en las fronteras de su territorio durante las guerras entre los municipios del norte de Italia y el emperador Federico I Barbarroja en el siglo XII.

La posición dominante de la Roca, construida sobre una colina natural, también permitía el control de dos importantes vías fluviales, el Lambro y el Cavo Vettabia.

Es a principios del siglo XIII que se forma la construcción original: una fortaleza, con torres y bastiones, rodeada por los cuatro lados de un foso llamado “Rocca di Marignano”, construido precisamente con funciones de vigilancia y control a pocos cientos de metros de la Via Emilia, La arteria de tráfico intenso ya en esos tiempos.

A principios del siglo XIII, Goffredo de Bussero nombró el edificio en su lista de iglesias y oratorios milaneses, asignándole una iglesia, Sancta Maria ad Rocham Meregnani. Se sabe que la fortaleza, de la comunidad milanesa, pasó a propiedad del Monasterio de Calvenzano, que también era propietario de muchas tierras circundantes, las cedió primero en alquiler nivelario, luego directamente en enfiteusi perpetua, a los Brivio.

… ¿Pero quiénes eran los Brivio?

Se cree que el origen de la familia proviene de un noble lombardo que vivió alrededor del 960 llamado Alcherio di Airuno, pero el primer personaje históricamente documentado fue Guillermo, quien residía en 1251 en el castillo de Brivio, del cual probablemente tomó su nombre.

La familia logró insertarse en los acontecimientos más importantes del Ducado de Milán, primero con los Visconti y luego con los Sforza, que también apoyaron contra los franceses.

En particular, con Francesco Brivio, que obtuvo cargos prestigiosos de los duques de Milán cuyo padre se casó con Antonia Gallerani, hermana de Cecilia Gallerani (alias la “Dama con el armiño” de Leonardo). Fue probablemente la lealtad demostrada por la casa, lo que permitió a los Brivio añadir a su nombre el de los Sforza.

Comienza con la transferencia de la propiedad de la Rocca a los Brivio hacia el final del 1300, un largo período en el que, pasando de padre a hijo, el edificio se utiliza probablemente con funciones de casa señorial, Estacionalmente habitada por los mismos propietarios y permanentemente por el personal que se ocupaba de las tierras y propiedades de la familia.

Después de la caída de los señores de Milán debido a la llegada de los franceses a finales del ‘400, la roca será protagonista de una de las batallas más sangrientas de Italia de principios del siglo XVI: la llamada “Batalla de los gigantes” o Marignano (antiguo nombre de Melegnano).

La guerra comenzó a causa de las pretensiones dinásticas de Francisco I, rey de Francia sobre el Ducado, a las que se opuso Massimiliano Sforza, deseoso de gobernar aún sobre la ciudad y los dominios que fueron de su familia.

Las hostilidades se abrieron cuando el soberano llegó el 12 de septiembre de 1515 a San Giuliano Milanese e hizo tierra quemada de todas las casas que encontró en su camino, estableciéndose como cuartel general en la cascina de Santa Brera y explotando la Rocca como baluarte defensivo.

Contra él, Milán utilizó el ejército suizo, un batallón formado por unos 21.000 soldados de infantería, mientras que se estima que el ejército francés tenía alrededor de 40.000 hombres entre caballeros e infantería.

Se dice que el genial Leonardo da Vinci, reconocido científico, inventor y artista italiano, ya cortejado hace tiempo por los franceses, tomó la decisión definitiva de viajar a Francia precisamente en concomitancia con la significativa victoria de Francisco I en la batalla de Marignano en 1515, en las inmediaciones de Rocca Brivio.

Leonardo da Vinci, junto con otros artistas ilustres como Benvenuto Cellini y el escritor francés François Rabelais, recibió el patrocinio de Francisco I de Valois, donde se trasladó y murió. En el suntuoso castillo de Fontainebleau, Francisco I reunió una valiosa colección de arte, que posteriormente fue transferida al Louvre; entre ellas es digno de mención “La Mona Lisa”.

Durante el siglo XVI la Roca acoge en varias ocasiones al Cardenal Carlo Borromeo, uno de los protagonistas del Concilio de Trento y de la Contrarreforma católica, cuyo tío será elegido papa con el nombre de Pío IV.